Era mi boca ese nido
que por tu beso esperaba
y de su ausencia vacío
en anhelos se desangraba.
Jamás hubo una herida
ni un rasguño siquiera
y sin embargo dolía
desde el alma hacia afuera.
Hasta que llegó tu beso
adueñándose de mis sentidos
y de infinitos delirios
pobló mi nido vacío.
Libé de su flor las mieles
quedando ebria de amores
olvidando que el tiempo es breve
en la vida de las flores
A veces suelo sentirla
como si fuese una rosa
enterrándome sus espinas
sangrándome nuevamente la boca
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