Yo decidí amarte a pesar
de los pesares puse todas mis naves sobre el agua
de tus mares. Nunca medí los riesgos, ni consulté
cartas de vientos. Levé anclas, icé velas desconociendo el miedo. Yo doblé mi cuerpo para hacerte una cuna y así arrullarte en ella como al lucero la luna. Te fundiste en mi como un noble metal y conocí entonces lo que significa amar. Bordé desde un comienzo los pañuelos del adiós para batirlos al viento cuando dejásemos de ser dos. Ellos esperaban a la vera del camino mientras cada día rogaba !!Dios, que sigan dormidos!!