Quizás sea mi sueño el de la oruga
y mi perseverancia infructuosa
decantando el tiempo en arrullos
sobre tus alas mariposa.
Suave me envuelve el capullo
en oscuridades de seda.
Noche, noche despiadada y negra
no me adormezcas su ausencia.
Quiero la conciencia despierta
a pestaña viva y alerta.
Beber la savia de las estrellas
y encender de luz de luna sus venas.
Para que le guíen, para que le traigan
sobre dos rieles de plata
desde su orilla lejana
hasta la sal de mi playa...