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lunes, 5 de noviembre de 2012

LLEGAR A VIEJOS...


Caminaba tranquila y sin prisas
el sol del medio día entibiaba la calle
le agradaba sentir aquella brisa
de la primavera besando su carne.
En sus manos apretaba las asas
de aquella bolsa de tela ya ajada
y no la soltó cuando la acera
le tendía una trampa a sus pisadas.
De pronto se sintió inmovilizada
caía en cámara lenta hacia el cemento
el miedo le cerró la garganta
y pensó que todo era un mal sueño.
La auxiliaron unos brazos extraños
levantando su cuerpo frágil del suelo
y allí, en medio del dolor y el desconcierto
sintió el peso de sus años.
Le llovían preguntas desde alguna parte
¿tiene alguien a quien avisar?, un pariente
algún familiar?, ella no tenía a nadie.
Nunca tuvo hijos, tampoco se casó
ella, solo tenía a Dios.
Pero, donde estaba en ese momento?
porqué la había abandonado?
lo dijo en voz alta, mientras las lágrimas asomaban.
Sus noventa y un años se multiplicaban;
mostraban impúdicos sus debilidades
esas que ella tan bien disimulaba
yendo y viniendo por las calles.
Su mano derecha comenzó a hincharse
 al mirarla advirtió que estaba deformada
no sentía dolor en ese instante
pero al pasar el rato, el dolor arreciaba.
Una transeúnte de buena voluntad
la llevó a un centro médico
ella pedía la llevara al banco
¿ como explicar la urgencia que le afligía?
debía depositar el dinero de la bolsa,
no quería exponerse a perderle.
Dios porque me abandonas?.
Las preguntas volvían a sentirse
¿tiene algún familiar a quien avisarle?
mientras le inmovilizaban la muñeca rota.
Ella quería llorar, cerrar los ojos, volver la vida atrás
abrirlos y que estuviese su madre, pero no
la vida había pasado y estaba sola.
El diagnostico la devastó, fractura en la mano derecha
¿que haré Dios?, cómo seguiré la vida?
El médico que la atendió parecía ajeno a sus aprensiones
él recitaba el diagnóstico sin mirarle a los ojos
parecía que ella no estuviese allí, pero estaba
y era de ella la radiografía, de ella el dolor y la impotencia
de ella las lágrimas y las dolencias, la soledad y los años
y ese miedo a depender de extraños.

(Hoy lunes 5 de Noviembre en una calle cercana a mi casa vi caer
a una anciana. Todo lo que narro es verídico y me pregunto
¿estamos preparados para llegar a viejos?, lo está nuestra familia?
Está preparada la sociedad para contener a una población 
que envejece muchas veces en soledad?...)




2 comentarios:

Suso dijo...

Vaya, que tristeza, pero que realidad. La vida es cruel y hermosa a la vez. tendremos que aprender.
Un placer regresar por aquí a dejarte un beso.

luciernaga_poeta dijo...

Que alegría me das amigo, no te veía hace mas de un año.
Como dices, tenemos que aprender, no estamos preparados para asumir las dolencias de los otros. Vivimos en un mundo individualista comprando la felicidad en cuotas. No alcanza la vista ni las ganas para la empatía o la compasión.
Un abrazo

Cecy