Tengo un puñado
de cartas de amor
que te he escrito.
Las dejo añejar
para que endulcen
como el vino.
Así, quizás algún día
nos embriaguemos juntos
bebiendo a sorbos
su contenido.
Nadie sabe los designios
del destino.
Y yo presiento
tus perfiles
dibujados en el mío.
4 comentarios:
Bella poesia.
Mar de ausencias es el destino, a veces...
Antonio. El día que no le vea, le extrañaré. Gracias por estar.
Un saludo
Cecy
Es un presagio poeta?... yo prefiero seguir siendo semilla de esperanza.
Un beso
Cecy
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