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miércoles, 20 de febrero de 2013

MI CAPITÁN...



Mi capitán, 
usted no me 
debe temer,
no pretendo atraparlo 
en mi red
o venderle a plazos 
una felicidad esquiva.
Mucho menos 
regalarle lunas de baquelita.
Solo quiero descansar 
en su orilla
y calmar en sus aguas 
mi sed.
Llamarle amor 
sin mayores prisas
y usar su ancla
 una que otra vez.
Puedo vestirme de mares
solo para que 
navegue usted
y usar una blusa de puerto
desde donde puedan 
zarpar los miedos.
No se asuste si el viento 
le grita que le quiero,
o si desorienta 
el destino de su navío,
el circuito cerrado 
de mi ombligo.
Recuerde que 
un cuerpo de mujer
a veces puede ser 
un laberinto.
Pero el mío, 
que es casi suyo
le quiere ofrecer 
algo distinto.







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