de rodar sin apuros por tu cuerpo
y pasearse por los tramos de tu piel
embriagados cómo abejas de la miel.
Que ganas tienen mis manos
de saberte cómo único destino
e ir seguras cómo aves al volar
con certezas al cobijo de tu nido.
Que ganas tienen mis piernas
de ser en las tuyas enredaderas
y adosadas a la tibieza de tu piel
ser caña dulce , pared y hiedra.
Que ganas tiene mis días
del ocaso anaranjado de tu orilla…
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