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viernes, 18 de mayo de 2012

MADRE...



A veces te vuelvo a ver
asomada en tu balcón.
Yo, en medio del patio
en un recreo sin fin
mientras las niñas corren
mis ojos vuelan por ti.
Y hasta creo sentir tu aroma
maternal, alado de tiempo
envolviéndome con tu arrullo
rellenando cada surco
que en mi corazón ha dejado el miedo
Me pesan las trenzas encintadas
y un par de lágrimas se posan
en mis pestañas;
duele madre esta distancia
que hay entre el colegio
y tu falda.
Siete años cumplidos
mas los llevo como dos siglos
 y se me atoran las ganas
de correr a estar contigo
Subir las escaleras a saltos
hasta llegar a tu cuarto
para constatar que el mundo
es mejor en tu regazo.
Suena la campana
y me devuelve a la realidad.
El recreo se acaba,
todas vamos de vuelta a la sala
y tú te quedas allí
ausente de mis anhelos
ignorando que desde lejos
te bañé el rostro de besos.
Allí parada en el patio
con toda mi fragilidad
pensando que ser tu hija
era motivo de orgullo
y mi mayor felicidad.