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domingo, 28 de agosto de 2011

MADRE...



Eras árbol
con su labor
cumplida,
sus frutos dados
todos a la vida
Y sin aviso previo
desde una rama
se hinchaba pujando
rompiendo membranas
un brote tardío
que hería tu calma,
bebiendo la savia
buscando tu alianza.

Y no le derribó
el viento o la lluvia
ni el nido que armaron
aquellas bandurrias
Creció hasta ser flor
cuajando su centro
llegando a ser fruto
de tu vida y  naciendo
Llegó un otoño
en el mes de abril
quebrando la aurora
cómo un colibrí
Y bajó hasta el suelo
desde tu enramada
llevando tu ausencia
en la frente marcada

Hurgó la sequía
hasta tus raíces
y en tu cuerpo frágil
dejó cicatrices
No fue suficiente
la lluvia de lágrimas
para devolverte
humedad y vida
Esa era tu hora
mi madre querida
la hora más triste
la de tu partida.









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