Jugueteando la tarde
entre la luz y la sombra
tus manos en mi cabellera
hacen nidos de alondras.
De que estarán hechos mis rizos
que a su contacto se encienden
y entre tus dedos, sumisos
como la hiedra se adhieren.
Desde ti alzan vuelo sin alas
suspendidos en tu aliento
con reflejos de cobre y fuego
como otoñales luceros.
Divertido dices que son marea
desordenada y altiva
hecha de hebras cobrizas
como una antorcha encendida...
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