No me regales besos
que deban permanecer cautivos
los que me quieras dar, amor
que sean con libre albedrío.
Riégalos por mi piel uno a uno
o si lo prefieres en racimos
déjalos iluminando lo oscuro
o quitando a las ausencias el frío.
No los encierres por nada
que en libertad han nacido
ayuda a que extiendan sus alas
para llegar hasta los besos míos.
Que rompa su ímpetu las cadenas
que mantenían sitiado el camino
y estallen en luz cómo estrellas
que alumbran el infinito.
Así amor, quiero tus besos, míos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario