Crecían junto a la tarde
cimbrando mi cuerpo al viento
en mi corazón de espiga
por ti tantos sentimientos
Bronceaba mis granos al sol
de ilusiones madurando.
Adentro, germinando el amor
afuera la trilla esperando.
Y eran tus manos morenas
las que segaban mi tallo;
fuertes, gentiles, sinceras
incapaces de hacer daño.
No me atemorizaba la piedra
en la faena de la molienda
ni la mas dura condena
ni las horas de su espera
Yo nací para ese destino
cambiarlo no era una opción
Más tuve el regalo divino
de conocer contigo el amor.
