A mi derecha
la tarde se torna
de colores tierra.
Y recortan los cerros
su sombra
sobre la capa
anaranjada
que les corona.
Desde allí sube
hasta fundirse
en el gris que antecede
a la noche.
A mi izquierda,
el silencio púrpura
de los nidos habitados.
y la tibieza de plumas
atrapando el aire
hasta caldearlo.
Los pájaros del olvido
incuban su mañana
y la tarde se cierne
sobre mi ciudad
pululante y agitada.
Al centro,
el corazón se desnuda
dejando caer
por la habitación
por la habitación
sentimientos que le abrigaban.
Luego regresa palpitando
agitando latidos que sollozan
danzando en la levedad
de las horas
de las horas
consumido ya el tiempo
del asombro.
del asombro.
!Es adusto
el camino del desencanto!
el camino del desencanto!