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Aquí sigo
torneando piedras
intentando hacer con ellas
circunferencias perfectas.
Hilvanándolas en collares
cómo perlas que se lucen
ignorando lo que pesan.
Aunque curven las ganas
se llevan con orgullo de hembra
aguerrida, herida y hambrienta
Que cae y revienta
que se levanta y despierta
más continúa dando lucha
dando guerra.
A la vida que le oprime
a las ganas suspensivas
a los puntos pendientes
a los silencios que ensordecen
a los gritos que silencian
el amor y su follaje.
Y le dejan en estéril
situación de desamparo,
diluido, denostado
ya rendido en la fatiga
al igual que una manta raída
que en el frío, ya no abriga.
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