El amor que yo vivo
no puedo llamarlo mío
no tengo su exclusividad
ni me molesta compartirlo.
El amor que yo siento
de libertades lo visto
y hasta le soplo los vientos
que le elevan al infinito.
El amor que yo muero
jamás será mi cautivo
ni le pondré a sus alas pesos
que dificulten su vuelo.
El amor que yo he elegido
para entregarme a su ser
es agua fresca del río
donde me siento mujer...
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