Una y otra vez
vuelvo a hacer nido
en tu frágil rama.
Una y otra vez
la ventisca del ocaso
lo desarma.
El bosque palidece
ante mis ojos de ámbar.
Solo existes tú
tu follaje, mi casa
la única razón:
mi corazón te ama.
2 comentarios:
Delicado y sutil poema que acaricia las cuerdas sensibles del corazón.
Me gusto.
Saludos.
Me alegra mucho que te gustara.
Gracias por la visita.
Cecy
Publicar un comentario