Yo te sentía mío
ilusa y enamorada
pero tú, hombre mar
muchas orillas bañabas.
Y creí mis pies únicos
únicas mis dos alas
para tus ojos de océano
para la piel de tu alma.
Estalló mi corazón
en partículas de sal y algas
el día que entendí que era
una corriente más en tus aguas.
De ti solo me pertenecía
De ti solo me pertenecía
la promesa de espuma alba
el ancla que a tu costado
acomodó aquel día mi barca.
Yo te sentía mío
pero estaba equivocada.
Mío era el golpe de las olas
mía la sal de las lágrimas.
Y esta soledad de bruma
que humedece la madrugada.
Y el fantasma de tu silueta
por las noches aquí en la cama.
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