Bajó desde el cielo la vida
anidando en tus entrañas
Eras tú la escogida
para con amor albergarla.
Y se rompió tu carne
al momento de alumbrarla;
la felicidad se volvía acuosa
al suspiro de tus lágrimas
Que aventura sagrada
la de cuidar con esmero
el ángel que te encomendaban
desde las alturas del cielo
Partió a la mitad tus días
multiplicando ternuras
el alba se confundía
con las horas más obscuras
Más tú desconociste el cansancio
aceptando su tiranía
bendiciendo el lento paso
que a veces llevaban los días
Convertiste en cuna tus brazos
en panal de mieles tus besos
estrechando de amor los lazos
anudados con tus esfuerzos.
Virtuosa madre escogida
la que le tocó a tu niño
Dios vio desde arriba
tu caminar pausado y sencillo
Hoy ya están sus alas crecidas
a punto de levantar vuelo
en un viaje de retorno
a su lugar... el cielo.
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