No intentes rehabilitarme
esta adicción me acompaña
está metida en mi sangre
corroyéndome las entrañas
Me jugaría la vida
prescindiría de todo
más jamás dimitiría
del poder vivir a mi modo
Puedo beberme de un trago
todo el licor de tu risa
embriagarme hasta el letargo
en mi camino no hay prisas
Adicta a tus maneras
y a las formas de tu amor
Soy de tu río ladera
embravecida en verdor.
No intentes rehabilitarme
ni escojas por mi los frutos
que son tu piel y tu carne
los que apetezco y disfruto.
1 comentario:
Éste poema, cielo, me ha llevado a tocar la luna en un espiral de amor y felicidad... Ni la inmensidad de los océanos y las constelaciones tienen la dimensión del amor que siento por ti.
TUYO SIEMPRE.
José.
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