Te temo...
cómo el papel a la llama
pero me acerco a tu fuego
apagando mis alarmas.
Silencio...
el grito que espina
que hiere, rompe,desgarra
la piel que cubre mis rimas .
Me niego...
a deshacerme en tus aguas
o doblarme hasta besar el suelo
de tanto peso en mis ramas.
Maldigo...
mis ojos y tu ceguera
y el frondoso ego que encierra
en su cárcel la primavera.
Sedo...
con cataplasmas de nácar y sal
cada herida sin cicatrizar
con las huellas de tu puñal.
Vuelvo...
una y mil veces atrás
después de creer avanzar
soy el río en busca del mar...
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