sobre
mi cuerpo vencido
que
terminó sin quererlo
de
oscuridades teñido.
La
risa se fue apagando
brasas
faltas de oxígeno.
La
inocencia a pasos raudos
abandonaba
el camino.
Hasta
que tus pasos llegaron
a poblar
el silencio mío
enjambres
de cantos dulces
bajando
por mi vestido.
Los
mantos de tu cariño
cubrieron
todos mis fríos
aromas
de mar y tierra
por
el aire suspendidos.
Y en
tus brazos tibios de soles
la
esperanza reconstruyó nido...
No hay comentarios:
Publicar un comentario