Dejemos de hacer la guerra
y abrámonos al amor
que solo los dos conocemos
de esta distancia el dolor
Minamos nuestros campos
haciéndolos impenetrables
en cada paso llevamos la muerte
y con cada palabra el desastre.
El filo de la ofuscación
busca insaciable la herida
cercenando sin compasión
dejando el alma en carne viva
Cuando la batalla termina
nos volvemos a reencontrar
Gaviota que pertenece
en cuerpo y alma a tu mar
Sobrevolando tu orilla
graznando en tus aguas hasta cantar
Dejando atrás las caídas
mi corazón te vuelve a amar
Nace de nuevo el cobijo
en el centro de tu ser
allí donde tengo mi nido
allí donde soy tu mujer.
Dejemos de hacer la guerra
y ven a perderte en mis brazos
que la noche hoy está de juerga
y de amor nos invita a embriagarnos.