Tarde, no te ruborices
deja que el mar refleje
cómo líquido espejo
todos los sentimientos
que llevan tus matices
Tus mejillas encendidas
de ocres y escarlata
parecen refrescarse
al roce con el agua.
Las gaviotas se dibujan
sobre tu lienzo y avanzan
recogiéndose las bandadas
mezcla de grises y blancas
En el aire tintinean
cómo metálicas campanas
los últimos graznidos
de las más rezagadas.
Y tú tarde de bronce
con tu corazón palpitante
dejas pintada el agua
con mil estelas granate.
El sol te sigue las huellas
El sol te sigue las huellas
y va tras de ti enamorado
¿será que por el tenías
el rostro ruborizado?
4 comentarios:
Mi amor, no hay palabras más tiernas que las que expresas en tu poema; la tarde se tiñe de rojo y eso me recuerda a alguien que se ruboriza cuando te mira... Sabes, cielo? te felicito y te mando toda mi admiración y todo mi amor...
TE AMO TESORO.
José.
Gracias mi vida. Siempre es un estímulo el reconocimiento de quienes amamos. Tú y mi hermana Aly son un motor invaluable que mueve mis engranajes en la poesía.
Siempre mi amor contigo
Cecy
Hermosisimo poema!!! que linda imagen has escogido!!!
un abrazo
Mary, mil gracias por tu bello comentario, sinceramente me da alegría encontrarte.
Un abrazo grande y que tengas un bello día.
Cecy
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