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domingo, 25 de diciembre de 2011

LA CAMISA DEL HOMBRE FELIZ... (LEÓN TOLSTÒI)





En las lejanas tierras del norte, hace mucho tiempo, vivió un zar que enfermó gravemente. Reunió a los mejores médicos de todo el imperio, que le aplicaron todos los remedios que conocían y otros nuevos que inventaron sobre la marcha, pero lejos de mejorar, el estado del zar parecía cada vez peor. Le hicieron tomar baños calientes y fríos, ingirió jarabes de eucalipto, menta y plantas exóticas traídas en caravanas de lejanos países. Le aplicaron ungüentos y bálsamos con los ingredientes más insólitos, pero la salud del zar no mejoraba. Tan desesperado estaba el hombre que prometió la mitad de lo que poseía a quien fuera capaz de curarle. El anuncio se propagó rápidamente, pues las pertenencias del gobernante eran cuantiosas, y llegaron médicos, magos y curanderos de todas partes del globo para intentar devolver la salud al zar. Sin embargo fue un trovador quien pronunció: 



Yo sé el remedio: la única medicina para vuestros males, Señor. Sólo hay que buscar a un hombre feliz: vestir su camisa es la cura a vuestra enfermedad. 


Partieron emisarios del zar hacia todos los confines de la tierra, pero encontrar a un hombre feliz no era tarea fácil: aquel que tenía salud echaba en falta el dinero, quien lo poseía, carecía de amor, y quien lo tenía se quejaba de los hijos. 

Mas una tarde, los soldados del zar pasaron junto a una pequeña choza en la que un hombre descansaba sentado junto a la lumbre de la chimenea: 

¡Qué bella es la vida! Con el trabajo realizado, una salud de hierro y afectuosos amigos y familiares

¿qué más podría pedir? 

Al enterarse en palacio de que, por fin, habían encontrado un hombre feliz, se extendió la alegría. El hijo mayor del zar ordenó inmediatamente: 

Traed prestamente la camisa de ese hombre. ¡Ofrecedle a cambio lo que pida! En medio de una gran algarabía, comenzaron los preparativos para celebrar la inminente recuperación del gobernante. 

Grande era la impaciencia de la gente por ver volver a los emisarios con la camisa que curaría a su gobernante, mas, cuando por fin llegaron, traían las manos vacías: 

¿Dónde está la camisa del hombre feliz? ¡Es necesario que la vista mi padre! 

Señor -contestaron apenados los mensajeros-, el hombre feliz no tiene camisa.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

HUELLAS...





Bésame la boca
sin límites ni tiempo
y bajo tu abrazo cobija
con tu amor todo mi cuerpo.
Que vivo en una sequía
tan grande de sentimiento
desde que te marchaste
desde que no te veo.
Bésame sin pausas y sin demoras
pues tienen hambre mis besos
de la dulzura de tu boca.
Embriagame hasta el olvido
para perderme contigo
en espirales que de pasión
 pinten la tarde al rojo vivo.
Avanza muy lentamente
caracol dejando tu rastro
con huellas de luz y plata
que suban por mi garganta.
Y al llegar a destino
vuelve a besarme despacito
para que no despierten
los besos que se han dormido.


lunes, 19 de diciembre de 2011

TRISTEZAS QUE CIEGAN...



Que desconsolada tarde
ésta que de gris se viste
parecen brotarle lágrimas
parece estar tan triste.

Desde el follaje del acacio
las hojas para ella bailan
abanicando el aire despacio
intentan acariciarla.

Más la tarde y su melancolía
la mirada tiene en el suelo
y no advierte la alegoría
de las hojas pintando el cielo.

jueves, 15 de diciembre de 2011

A MIS AMIGOS...(lectores, hermanas,familia )



Por dificil que sea el ascenso
nunca te des por vencido
 emplea todo tu esfuerzo
con cuerpo y voluntad unidos

No mires nunca hacia abajo
lleva tu mirada en la meta
que no existe mejor atajo
que la intención sólida y férrea.

Cuando sientas la fatiga
adueñarse de tus sentidos
busca en tu interior la liga
que sostendrá tus latidos.

Si no crees en los imposibles
ellos no creerán en ti
y será tu alma invencible
desde  follaje a raíz.

Nunca será demasiado
siempre podrás un poco más
eres de Dios un soldado
escogido para ganar.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL AMOR...



CORINTIOS 1:13


Si yo hablase lenguas humanas
y angélicas, y no tengo amor,
vengo a ser como metal que resuena
o címbalo que retiñe.


Y si tuviese profecía y entendiese
todos los misterios y toda ciencia
y si tuviese toda la fe,
de tal manera que trasladase los montes
y no tengo amor, nada soy


Y si repartiese todos mis bienes
para dar de comer a los pobres
y si entregase mi cuerpo para ser quemado
y no tengo amor, de nada me sirve.


El amor es sufrido, es benigno
el amor no tiene envidia
el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido
no busca lo suyo, no conoce la ira.


No guarda rencor; no se goza de la injusticia
mas se goza de la verdad
Todo lo sufre, todo lo cree
todo lo espera, todo lo soporta
El amor nunca deja de ser


Pero las profecías se acabarán,
y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
Porque en parte conocemos
y en parte profetizamos;
mas cuando venga lo perfecto
entonces lo que es en parte se acabará.


Cuando yo era niño, hablaba como niño
pensaba como niño, jugaba como niño;
mas cuando ya fui hombre,
dejé lo que era de niño.


Ahora vemos por espejo, oscuramente
mas entonces veremos cara a cara.
Ahora conozco en parte; pero entonces
conoceré como fui conocido.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor,
estos tres; pero el mayor de ellos es el amor












martes, 13 de diciembre de 2011

SINCERAMENTE...



Yo no siento 
necesidad de espinas
quizás por eso 
no elegí ser rosal
Las rosas son bellas 
pero lastiman
y a veces hacen 
hasta sangrar

Yo no siento 
necesidad de alas
me basta solo mi alma 
para volar
Montada en la magia 
de las palabras
al cielo y sus confines 
puedo llegar.

Yo no siento 
necesidad de venganza
aunque me hayan herido 
de mala fe
Le dejo a la vida 
esas cobranzas
junto a las mil razones 
de los porqué.

Yo no siento 
necesidad de tarimas
que eleven mi imagen 
y mi tamaño
Ni busco reflejos 
en las vitrinas
que maquillen verdades 
color de engaños.

Yo no siento 
necesidad de violencias
 físicas, psicológicas 
o verbales
El agravio despierta 
todas mis defensas
hiriendo los sentimientos 
hasta matarles.







lunes, 12 de diciembre de 2011

EN SILENCIO...




Estabas del mismo
lado del camino.
Ibas con pasos tristes
y acongojados.
Me acerqué a ti
porque sentía frío,
busqué encontrar
el calor a tu lado.
Pasaron muchas horas
sin hablarnos,
la mirada
cómo los sueños
caída.
Llegó la oscuridad
a buscarnos,
nos encontró
con las manos
unidas.
No recuerdo quién
fue el responsable,
de esa unión
que enlazó
nuestros fríos.
El hielo
se evaporó
junto al aire,
y despertamos agua
de un mismo río.
Ahora
al caminar juntos
ninguno calla.
Serpentean
cascabeleando
ecos de risas.
Desde el pecho
cuelgan ternuras
como medallas,
vamos tranquilos
pues la alegría
no tiene prisas.









viernes, 2 de diciembre de 2011

EL GIGANTE...


Y engulle
de la torta
de la pasciencia,
trozos que
en la boca
apenas caben.
Saboreando
sin la mínima
conciencia
de que gasta
un valor
que es agotable.
Sin premuras
deglutiendo
pasa el día,
raleando
con mordidas
desiguales
Y la vista
se le nubla
que ironía,
sin dejarle
distinguir
ciertas verdades.
Cómo un rayo
destructor
crece su ira
quemando
superficies
cultivables
Y me lleva
al disfraz
de la mentira,
todo vale
si el afán
es agradarle.